miércoles, 18 de julio de 2007

¿Otra vez en contra de la Constituyente?

Rafael Puente
Julio 18, 2007

Cuando se vislumbran cambios y se allana el camino para el inicio de debates en la Asamblea Constituyente no falta quienes otra vez se interponen y tratan de frenar su avance.

Un hecho que ya lo habíamos hecho notar es el de los estudiantes de universidades privadas. ¿Cuándo ha visto usted a este sector preocupándose por los problemas del país? ¿Hicieron algo alguna vez por la defensa del agua o por la recuperación del gas? ¿Se movilizaron mínimamente en defensa de los derechos humanos o de la convocatoria a Asamblea Constituyente? Y sin embargo ahora aparecen repentinamente “patrióticos”, desplazándose a Sucre y a La Paz con posiciones respecto de la Asamblea Constituyente, de su postergación o no, de defensa de la educación, de una serie de temas que podemos apostar que ni les interesan ni conocen a fondo. ¿De dónde la repentina conciencia ciudadana de esos jóvenes viajeros y exaltados?

Averiguadas las cosas, resultan ser principalmente de una universidad, concretamente la UDABOL, que el año pasado movilizó a padres y estudiantes de Oruro para que el Ministerio no les cerrara determinadas carreras que funcionaban ilegalmente. El dueño de dicha universidad es el señor Martín Dockweiler, que otra vez vuelve a sus andanzas para impedir que el proceso desemboque como todos aguardamos hasta diciembre.

¿Sabía usted que el año pasado los estudiantes de UDABOL Cochabamba llegaron a intervenir dicha Universidad hasta que ésta suprimiera —como de hecho se vio obligada a suprimir— el llamado “Compromiso Ético” que se le quería imponer a cada alumno (cosa de que nunca nos informó la prensa)? ¿Y por qué? Porque el tal compromiso, que empezaba con grandilocuentes afirmaciones de respeto a los valores humanos (pluralismo, verdad, justicia, libertad, austeridad).

Ése es el “democrático” Sr. Dockweiler. Y su estilo de negocio supuestamente académico es la explicación de sus extrañas y desorbitadas movilizaciones contra una Asamblea Constituyente que nunca le importó un pito y de la que aparentemente tampoco entiende nada, salvo el peligro de que se le acabe el negocio.

Las organizaciones sociales, los pueblos indígenas que continúan su marcha por autonomías indígenas no claudicarán a su objetivo de que la Asamblea Constituyente no les sea arrebatada. Hoy mas que nunca, el pueblo se pone en vigía y junto a hombres y mujeres defenderá hasta el final el propósito de una Asamblea Constituyente que refunde un nuevo país.

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