martes, 7 de agosto de 2007

Nacionalizar la Universidad

Max Murillo Mendoza
Agosto 6, 2007

Es Vox Populi que la universidad atraviesa una de sus peores crisis de institucionalidad en muchos años. Coincide con los profundos cambios que se pretende en el Estado boliviano, es decir esa monstruosa maquinaria no acompañó los procesos de cambio producidos a inicios de este milenio. La Universidad cumplió su papel como impulsora y fortaleza de ideas para la recuperación de la democracia. Durante la democracia su papel se ha reducido simplemente a la de dar pegas a los sacrificados de las dictaduras, a las clases medias que no encontraron un lugar mejor para reproducir sus intereses, pues no somos un país industrial, y llenar de gente, compadres y comadres, de los distintos partidos políticos que se repartieron la fiesta en estos años, sean de izquierda o derecha, ya que en las clases medias es lo mismo. Por tanto, no es raro de que las universidades sean precisamente, en estas épocas, una trinchera de las derechas más reaccionarias incubadas a nombre de la “autonomía universitaria”. Consideré ya en un artículo anterior, de que las clases medias fracasaron rotundamente en el gobierno de la UDP. Su falta de identidad con este país, su falta de proyecto histórico, como clase, su falta de disposición hacia la historia de este país, le provocaron un desbande generalizado del que no se recuperan hasta hoy. Ese desbande provocó que se adueñaran de las universidades, era el lugar ideal.

Hoy, como digo, estas clases medias asustadas por los cambios reaccionan para no perder sus privilegios, y las universidades son lugares privilegiados para la incapacidad histórica y de proyecto de dichas clases medias, que entregan migajas a la sociedad boliviana de la exquisita torta económica que reciben, para supuestamente hacer ciencia e investigación, y sacar de la pobreza al país, etc, etc. Pero además, las universidades también se han degradado en estos años, por culpa de errores tontos de la izquierda, los sectores más retrógrados y reaccionarios de la derecha han hecho su nido. En la San Simón de Cochabamba pululan gansters de corbata, sobre todo en derecho (que también coincide con las percepciones de la gente: la justicia es un asco), que fungen de docentes y “catedráticos” de derecho nada más y nada menos!!! Y estos pertenecen a las hordas de fascistas de la NFR. Muchos de ellos ligados a bandas de delincuentes y pitilleros pandilleros, que al primer telefonazo de los jefes están listos para actuar.

La universidad requiere de un cambio. De adentro no vendrá ese cambio. Tiene que ser de afuera. El Estado tiene el deber y la obligación de intervenir para frenar ese despilfarro económico, la universidad no es tierra de nadie ni debe responder a grupitos políticos encaramados a nombre de la autonomía. Autonomía ya prostituida y enajenada a intereses absolutamente contrarios al desarrollo y la productividad del país. La universidad tiene que convertirse en un bastión de los nuevos cambios del país, de las nuevas exigencias de instrumentos e ideas, para la producción, para la investigación y la enseñanza. Existen jóvenes talentos en Bolivia y fuera de ella. Los “dinosaurios” perjudican y dañan a la ciencia y la investigación. No quieren competencia y mantienen sus prestigios con sus mediocres enseñanzas.

El tema de nuestras universidades es central, es decir como instrumentos y centros de generación de ideas que acompañen cambios, que provoquen excelencia profesional y sean motores del desarrollo en general. Hoy por hoy nuestras universidades son simples oficinas de funcionarios públicos, sin ningún compromiso con el país, con las nacionalidades, sino con sus bolsillos y sus intereses. Los profesionales que quieren cambios, desde adentro, nada pueden hacer ante semejante maquinaria y complicidad de clase, repito: sean de izquierda o derecha, son los mismos cuates de farra. Si los hidrocarburos y la minería ya han regresado a manos del estado, se debe pensar también en el retorno de las universidades a manos del estado, sería un paso enorme en la dirección correcta, de cambios y transformaciones realmente históricas.

Cochabamba, 6 de agosto de 2007.

No hay comentarios: