jueves, 25 de octubre de 2007

Debatir la Renta Dignidad

Grover Cardozo
24 de octubre de 2007

El debate sobre la Renta Dignidad poco a poco está siendo instalado en diferentes niveles , bajo el principio de que en un estado democrático las propuestas se discuten; son sometidas a un riguroso análisis y se las compara entre unas y otras. Todo como requisito previo para arribar a algún tipo de conclusión que valide o rechace el contenido general de la propuesta.

Lo grave y terriblemente peligroso viene cuando alguna de las partes se niega siquiera a escuchar la propuesta, que es cerrar y abominar toda posibilidad de diálogo. Cuando aparecen esas posturas, hay razones para preocuparse porque sólo se evita el debate cuando se tema a la calidad de una propuesta. A sus bondades y a sus aciertos como medida que puede resolver un determinado problema.

Cuando alguna fuerza, grupo o persona se lanza a evitar el debate, tenemos razones para presuponer que su posición carece de argumentos, es decir que lo que plantea es poco sostenible y más bien vulnerable ante los argumentos de la otra parte.

Entonces los enemigos del debate reflejan rápido una postura pobre y huérfana de sustento político y social y anti democrática por definición, porque en democracia si algo tenemos que hacer como pedagogía cotidiana es discutir, deliberar, confrontar ideas y concertar.

Al momento existen sectores que no quieren sentarse a la mesa a dialogar la propuesta de la Renta Dignidad y más bien buscan que la iniciativa aborte, antes de ser considerada en detalle, para evaluar su viabilidad o inviabilidad económica o social. ¿Porqué no aceptan el debate si creen en la fuerza de sus planteamientos? ¿O los cívicos, los prefectos de la Media Luna, los municipios y las universidades no cuentan con asesores capaces de sostener un buen debate y demostrar que no existen razones ni sociales ni económicas para redistribuir mejor el IDH?. Esta es la ocasión para que los prefectos Ruben Costas y Manfred Reyes, demuestren que así como saben lanzar dardos venenosos, también pueden sostener un debate.

Negar el debate es negar -a priori- la posibilidad de un acuerdo. Es como decir que un libro es pésimo antes de leerlo- Le harìa muy bien al país que gobierno y prefectos se sienten frente a frente para analizar la pertinencia de pagar o no pagar la Renta Dignidad. Mejor si ese debate es público y transmitido por Canal 7 y la Red Patria Nueva.

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