sábado, 1 de diciembre de 2007

La bifurcación de los medios

Ernesto Joaniquina (Red Pro Bolivia)
Diciembre 1, 2007

En este mundo de contradicciones uno empieza a cuestionar cómo se la maneja a la realidad que apenas se presenta es avivadamente manoseada por las corporaciones de la información. En este mundo mediatizado y globalizado no existe ni por asomo el apego a la objetividad, la ecuanimidad ni todo ese cúmulo de valores que el periodismo pregona formando a sus discípulos. Nada tiene que ver con el eterno eufemismo justificado:” depende del cristal con que se mire”, sino que va más allá del disimulo, con premeditación e insidia estas corporaciones de la información van conspirando al unísono, atrincherándose con toda sordidez para manipular la realidad con un claro propósito de conjurar y seguir agitando más las aguas de la discordia en un país sediento de justicia, buena parte de estos medios dedican sus editoriales a la incitación contra el gobierno junto a sus cronistas parcializados en la bravata de la desobediencia civil, medios y portavoces de una oposición destructiva, corporaciones que delinquen contra la verdad y no dejan de dar loas a una oligarquía que está obstinada en truncar el rumbo y los destinos de un nuevo país.

Cae el telón y toda esa comedia de dimes y diretes, de verdades sesgadas, de maquinaciones infundadas que no hacen más que aumentar leño a esta hoguera que ya tiene buen tamaño con consecuencias ya funestas para el mismo pueblo, una polarización al extremo de una guerra civil en cuyo rol varios medios muestran su verdadero rostro.

El derecho que todo ciudadano tiene a la información según la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 se torna en simple enunciado, ya que la comunicación para estas corporaciones es incomunicar al pueblo no importa a que precio, porque los intereses van más allá de la confrontación entre civiles, la intensión es de reanimar los estertores del moribundo neoliberalismo. En este afán recurren a cualquier desliz para desestabilizar este proceso como lo sucedido días atrás cuando dos canes sufrieron la suerte del suplicio por los exabruptos de los Ponchos Rojos en Achacachi, los medios con toda su artillería sensacionalista y desestabilizadora saturaron desmesuradamente este hecho insinuando a la vendetta y la confrontación, en cambio le resta cobertura a la quema de casas por parte de las logias del terror, los apaleos a pobladores para acatar los paros contra el gobierno, el racismo puro contra campesinos vejados; escupidos, llamándolos indios y las injurias más indignantes o la reciente amenaza del Prefecto de Cobija Leopoldo Fernández quien advirtiera “que las autoridades municipales que no apoyen tiene que pensar dos veces, caso contrario los van a colocar en el lugar que se merecen, de la misma manera la presidenta del Comité Cívico de este departamento Ana Melena también amenazó días atrás con ahorcar a los alcaldes traicioneros. ¿Por qué estos oprobiosos actos no tienen también suficiente cobertura en los medios?

Es de conocimiento de la opinión pública que los prefectos y los Comités Cívicos de la media luna tienen sus propios voceros y canales de comunicación, periodistas que están al servicio de estos. El escenario del país es muy grande y de mucha responsabilidad para un periodismo heterogéneo en la ética periodística.

Es tarea inmediata de los trabajadores de la prensa, de los muchos honestos que aún quedan en analizar esta bifurcación de la verdad y el descrédito que ya se siente en la opinión pública, y encaminarnos hacia un periodismo con cruce de fuentes es un reto, un periodismo investigativo de apego a la conciencia y la veracidad.

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