jueves, 8 de noviembre de 2007

Sabotajes a la Constituyente se vuelven contra oposición boliviana

Charly Morales Valido (Prensa Latina)
Noviembre 8, 2007

La Paz, 8 nov (PL) Los sectores ultraconservadores de Bolivia fueron por lana y al parecer acabarán trasquilados, pues con su empeño de sabotear la Asamblea Constituyente solo han logrado hasta hoy cerrarse las puertas de la trascendental toma de decisiones.

Las maniobras de las minorías reaccionarias que desean el fracaso de este foro refundador tuvieron un efecto bumerang, pues sin dudas cumplieron su cometido primario, pero al quedar fuera del ruedo de diálogo cometieron un torpe suicidio político.

La constituyente acogió en su seno a representantes de 16 fuerzas políticas de disímiles ideologías y procedencias, buscando una representatividad que comulgara con el carácter democrático de los cambios que impulsa el presidente Evo Morales.

El objetivo era unificar criterios, buscar consenso y construir de manera abierta y coordinada una mejor nación, en un histórico y sin precedentes proceso participativo aprobado por mayoría popular.

Sin embargo, los enemigos de estas transformaciones consideraron que el gobierno buscaba un medio para legitimarse y eternizar sus medidas de beneficio social, y se empeñaron en arruinar el foro.

Falta poco más de un mes para el vencimiento del plazo dado a los constituyentes para presentar una nueva Carta Magna, y tal empresa subsiste herida de muerte por una demanda regional evidentemente politizada, que no obstante logró entorpecer el diálogo.

Primer revés: la ciudad de Sucre va camino a perder la sede legal de las plenarias por su hostilidad hacia los asambleístas, y por su intransigencia ante las propuestas para resolver su reclamo de recuperar los poderes plenos del Estado.

La Asamblea se reunirá mañana para sancionar o rechazar el cambio de su sede hasta la ciudad de Oruro, que se apresuró a garantizar la seguridad y el funcionamiento de las sesiones, desde que esta opción salió al tapete hace dos semanas.

Segundo revés, y el peor: la oposición más recalcitrante se quedó sola y sin voz, pues su obcecación generó una masiva ola de rechazo entre organizaciones políticas y sociales de todo el país.

Poco después de darse a conocer la negativa al diálogo del Comité Interinstitucional de Chuquisaca, múltiples sectores de la sociedad boliviana -incluso dentro de la oposición- manifestaron su intensión de rescatar al foro de la minoría que lo tiene secuestrado.

"La Asamblea Constituyente va a ser defendida por quienes la han construido, las organizaciones sociales, el movimiento popular", aseguró a Prensa Latina el viceministro para la coordinación con los movimientos sociales Sasha Llorenty.

La Revolución no se detendrá incluso si cierra la Constituyente, por el contrario, este proceso se va a profundizar, y sus enemigos deberán atenerse a las consecuencias, advirtió.

Por su parte el senador Gustavo Torrico, célebre por sus saetazos verbales, recalcó que "seis o siete familias de fascistas no seguirán chantajeando a nueve millones de personas".

"Perdieron, con la Constituyente, la oportunidad de dialogar, de que los tomemos en cuenta: a partir de hoy impondremos nuestra mayoría, sin importarnos qué piensen ellos", sentenció Torrico.

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